Te despediste incontables veces,
secaste mis lágrimas,
éstas se hicieron tu agua.
Lejos se asoman los murmullos
de un futuro algo sonriente,
tristemente atónito,
que agoniza las ultimas horas,
y muere lentamente el derroche de sueños..
Se desmorona el sol,
se esfuma el oxígeno,
el viento se pierde en el aire.
Hay una pena en mi pecho,
que viene a cobrarme
el alquiler de cada día.
Una guitarra llorar sus notas,
aquel espejo olvidado que
nos refleja lo bueno del mal.
Y yo, aquí, en el océano azul,
con humos violetas,
con rayos que queman.
Yo aquí, con tiempo de sobra
y sin nada para hacer.
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